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lunes, 1 de agosto de 2011

Aquellos trabajos monográficos sobre Marc Bloch

Informe sobre “La Sociedad Feudal” de Marc BLOCH

Oldemar Chacón 2º de Historia. Secuencia Occidental

Prof. Fernando López





“La historia debe ser una ciencia que estaría incompleta si tarde o temprano no nos ayudara a vivir mejor".
                                               Marc Bloch

El Autor y su línea de Pensamiento

Nacido en Lyon, Francia el 6 de julio de 1886 Marc Bloch antes de impartir clases de historia medieval en la Universidad de Estrasburgo y más tarde de historia económica en la Sorbona había sido alumno del geógrafo Vidal de la Blache. Junto con Lucien Febvre editó "Annales d´Historie Èconomique et Sociale", una revista sobre la historia de la economía francesa que tuvo bastante repercusión en su tiempo. Marc Bloch, desde Les Rois thaumaturges (Los reyes taumaturgos) hasta La Sociedad Feudal, invitaba a tener en cuenta la "atmósfera mental".  Su afán por fusionar la economía y la historia se aprecia en algunas de sus obras como: "La Sociedad feudal" o "Introducción a la Historia", estas son algunas de las características del celebre historiador Marc Bloch quien murió por su patria, fusilado por los alemanes, el 16 de junio de 1944, en un campo al norte de Lyon.

Haciendo referencia a “Introducción a al Historia”, este libro es fruto de una mentalidad consagrada al estudio de la historia que fue malograda por la guerra, donde el autor es prisionero de guerra, fue fusilado por la barbarie nazi en 1944 y no pudo ver impresa su obra, escrita en un campo de concentración. A partir de la interrogante ¿qué es la historia y para qué sirve?, Bloch escribe una verdadera introducción a la filosofía de la historia, esencial para la comprensión de esta ciencia que "estudia a los hombres en el tiempo". El autor aprovechó su reclusión para reflexionar con lucidez y agudeza sobre su oficio de historiador y plasmó sus meditaciones en un estilo bello y sencillo, de gran profundidad psicológica. Su amigo Lucien Febvre rescató su manuscrito para la posteridad. He aquí, pues, un sugestivo estímulo para el pensamiento y una lección de rigor científico.

En el artículo “Combate por la historia'', los fundadores de la revista Annales, Marc Bloch y Lucien Febvre, anunciaron que acabarían con  una pedagogía destinada a formar ciudadanos y patriotas y un arma al servicio del Estado y de la Nación”. El combate era contra un mundo que homogeneizaba y, desde los Annales (1929), Annales de Historia Social (1941) o Annales. Economías. Sociedades. Civilizaciones (1946), los miembros de la revista siempre encontraron en las diferencias y en la larga duración la llave para criticar al supuesto proceso civilizatorio.

Así, Lucien Febvre hizo una lectura de Rabelais y Lutero contraria a la que hasta entonces los consideraba modernos y librepensadores; Marc Bloch halló en el pensamiento medieval tradiciones míticas; Jean Pierre Vernant hizo una lectura historizada de los mitos; Jacques Le Goff construyó el tiempo de la iglesia y el de los mercaderes, y Fernand Braudel convirtió al mar en protagonista de una historia que reveló a los hombres mediterráneos la prolongación de antiquísimos hábitos. En fin, en su inquietud por terminar con la idea monolítica de la historia positivista, Annales dialogó con otras ciencias sociales, desde la antropología hasta la psicología, pasando por la geografía y la lingüística; dudaron del hecho histórico ya que, decían, siendo el historiador quien elige e interpreta las fuentes, ¿quién puede tener autoridad para seleccionar los acontecimientos?

Carlos Aguirre Rojas hace otras cuatro subdivisiones de las etapas de la revista: 1) Etapa formativa o ``Prehistoria de los Annales''; 2) Annales de transición o Annales de Lucien Febvre, pues Marc Bloch fue perseguido por los nazis y debió retirarse del proyecto; 3) Annales braudelianos, y 4) Annales marxistas o ``marxistas-annalistas''.

En su afán por combatir la historia tradicional y descriptiva, y por construir una nueva historia explicativa, social y total, Marc Bloch y Lucien Febvre, avanzaron dos líneas de investigación, de entrada interconectadas pero que ulteriormente se bifurcaron: la historia económico-social y la historia de las mentalidades. La primera fue haciéndose predominante en Francia a partir de la II Guerra Mundial, especialmente en los años 60, siendo desplazada de su posición hegemónica por la historia de las mentalidades a lo largo de los años 70. De modo que en los 80 asistimos al clímax de una historia de las mentalidades que se expande y contagia a las disciplinas más próximas, perdiendo la noción de mentalidad en definición precisa lo que gana en extensión, en beneficio de una emergente antropología histórica, merced al empuje de la antropología en el conjunto de las ciencias sociales y al peso de las historiografías anglosajonas. El reciclaje de la historia de las mentalidades -que comporta una suerte de segundo impulso- como antropología histórica, durante la década pasada, ha favorecido la homologación francesa con pujantes historiografías, en primer lugar las anglosajonas, resistentes al hegemonismo francés, actualmente de moda, en el mundo intelectual. Las reservas, cuando no los prejuicios, hacia lo francés no dejan de constituir una moda más.

 

La obra “Feudal”

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 El cuadro de la historia de las mentalidades, comienza sin duda, en 1932, cuando Georges Lefebvre publica La Grande Peur (El gran pánico) de 1789. Marc Bloch en 1939-1940 titula un capítulo de La sociedad feudal “Formas de sentir y de pensar". En la “La Sociedad Feudal” plasma la confluencia de dos enfoques historia de las mentalidades y la historia económico-social, además de vincular la geografía y la lingüística. Para justificar el titulo considera importante el estudio de las invasiones, circunstancias económicas y los estados mentales. A rasgos generales lo que el autor intenta es hacer un análisis y explicación de una estructura social y de sus relaciones.

Entre los siglos VIII y primeras décadas del XIII, ente la Europa occidental y central es donde nace la época feudal dentro de estos limites se enmarca temporal y espacialmente La Sociedad Feudal”. Comienza haciendo relativizaciones con respecto al término “feudal” indicando como ha venido siendo tratado, en este sentido hace algunas transformaciones con respecto a las acepciones de Baulainvilliers y Montesquieu  quienes decían que la Edad Media era una fragmentación de la soberanía entre una multitud de príncipes o incluso de señores de aldea, el dice que esto es una singularidad y que no todos los señoríos eran feudos, ni todos los feudos principados o señoríos. Nos brinda una característica acerca del feudalismo al decir “Hay que dudar, sobre todo, que un tipo de organización  tan compleja pueda ser justamente definido, sea por su aspecto exclusivamente político, sea, si se toma feudo en todo el rigor de su acepción jurídica, por una forma de derecho real, entre muchas cosas”. Aunque el uso corriente actual el feudo ha dejado de figurar en primer plano. Es muy difícil comparar al feudalismo con alguna etapa o estructura parecida dice Bloch que desconoció nuestra realidad, no con esto queremos decir que estamos viviendo un feudalismo sino que hay características que se mantienen, o que resurgen como lo son las servidumbres en el campo, claro que muy diferentes.

Cuando el mediterráneo centraba la atención de toda la civilización antigua y en el umbral de la edad media dos movimientos de las masas humanas destruyeron este equilibrio: las invasiones de los germanos y las conquistas de los musulmanes. Mediante una misma dominación y en todo caso, una comunidad de hábitos mentales y sociales une a posteriori  las tierras de ocupación germánica, que no sería una perfecta homogenización. Las victorias árabes en el Imperio de Oriente lo convierten en el Imperio Griego que separado del occidente fueron creando una evolución propia y original.

No solo “sentir y pensar...”

Ahora bien donde se lee "formas de sentir y de pensar", de entrada ampliaría de la forma siguiente: "formas de pensar y de sentir y de imaginar" la realidad. Tenemos ya tres mecanismos intelectuales de conexión con lo real objetivo, a saber, pensamiento racional, emociones e imaginario; a los cuales habría que añadir las maneras de actuar, tanto el comportamiento consciente como el inconsciente. De manera que al final, si incluimos el factor inconsciente, nos daría cinco componentes de la mentalidad -siempre global- que se superponen, comparten elementos comunes... Esta idea de los cinco componentes (pensamiento racional, emociones, imaginario, comportamiento e inconsciente) constituye, según algunos autores, una guía provechosa para enfrentarse con la documentación e inferir una mentalidad subyacente. A la hora de estudiar las mentalidades complejas vamos a hallar, por descontado, combinaciones de estos componentes o de algunos de ellos, y vamos a necesitar una metodología específica, distinta de la usada por el historiador economista o político, y distinta asimismo de la empleada hoy en día por antropólogos, sociólogos y psicólogos, que tienen la fortuna de poder observar, interrogar y experimentar con individuos y colectivos vivientes, pero mayores dificultades que el historiador para evitar la interferencia del observador sobre los hombres y las mentalidades que investiga.

Para Bloch el fundamento de la institución feudal es el vínculo y la subordinación  de hombre a hombre, este complejo relacionamiento de dependencia y protección dio lugar al lazo de vasallaje. El ser humano estaba más cerca de la naturaleza y en ciertos aspectos era duro pero las epidemias, falta de alimentos, violencia cotidiana, higiene mediocre, preocupación por lo sobrenatural, contribuía a dar al sistema nervioso un gran inestabilidad, y quizás este lazo de dependencia contribuía en pequeño grado estabilidad.

En el capitulo sobre “Formas de sentir y pensar” hace referencia a que existía un fondo de primitivismo que era aportado por ejemplo por el paisaje rural donde casaban tanto por deporte, como también para defenderse y  alimentarse más cuando por los amplios campos surcaba algún animal como osos y lobos, muy común por ese entonces donde las noches eran extremadamente frías. Comenta que es una ingenuidad pretender comprender a los hombres sin saber cuales eran las reacciones normales, cómo y cuanto vivían,  pero el estado de los textos son una limitación con las cuales se encuentra Bloch. Sin embargo puede detectar que más o menos el promedio de edad que vivían era de 60 años. La característica que destaca es que igualmente el mundo estaba dirigido por hombres jóvenes. Ahora esto lo comprueba con las edades a las que llegaron a vivir los reyes, sin embargo es posible que el promedio haya sido menos si se tiene en cuenta que los reyes se alimentaban mejor. Lo que si es indiscutible era la gran cantidad de mortalidad infantil.

Los pocos relojes de agua, molestos y costosos, fueron solo elemento que pasaron inadvertidos para el común de la gente preocupadas en otras cosas que en controlar el momento que vivían. El latín no solo se leía sino también se cantaba, pero lo que se sumaba a esta falta de exactitud mental tenia que ver con la propia lengua técnica del derecho que tenia un vocabulario demasiado arcaico y fluctuante y por otro las lenguas corrientes con ciertas imprecisiones  y una inestabilidad de una nomenclatura puramente oral y popular. En su mayoría las clases altas tenían acceso al conocimiento más que nada de los idiomas y a la educación por parte de sus padres y en el caso de Otón III por su madre, este hablaba en griego y latín. Sin la falta de una atmósfera de elevados linaje hereditarios esta educación difícilmente, salvo en casos especiales, llegaba a buen puerto.

   Con respecto a la mentalidad religiosa esta provocaba muchos desplazamientos, se pensaba que podían conseguir la salvación del cuerpo o del alma mediante un lejano viaje. Las calamitosas condiciones de vida que se observan en gran parte de las descripciones del autor, ponen a los hombres de manera constante y casi enfermiza en espera de signos, de sueños o de alucinaciones. Rasgos que, nos da la impresión, en algunos casos, no difieren al común de la gente de hoy en día, que se queda con las interpretaciones del mundo más que nada explicadas por las religiones que están al alcance de la mano de cualquier transeúnte. Aunque la diferencia estriba en que el código moral  no imponía la obligación de reprimir las lagrimas como quizás hoy en el que la vergüenza, salvo en casos extremos (de muerte, suicidios etc,) es un elemento de represión. Estos elementos emotivos, dice el autor que plantean dificultades a los historiadores que son llevados por el instinto a reconstruir el pasado según las normas de inteligencia, que son elementos considerables que ejercieron una acción que no podría pasar en silencio.

La observación generalmente se abandona en provecho de la interpretación, de esta manera la técnica no era más que empirismo y muchas veces las significaciones de los elementos apuntaba hacia lo místico. Las guerras se citan mezcladas con las tempestades y los accidentes sociales eran cosa naturales. Los peregrinos reales no esperaban otra cosa que su propia salvación, la imagen de la catástrofe final se aferró fuertemente en las conciencias. No es casual que Otón de Freising escribía –según Bloch- “nosotros que hemos sido colocados en el fin de los tiempos”. Como el pensaban la mayoría de su tiempo y de tiempos posteriores al igual que hoy se les hace difícil abandonar esa creencia en un dios por miedo al castigo o cosas semejantes. Los hombres no pensaban de manera constante en la salvación, pero cuando lo hacían, era con fuerza y sobre todo con la ayuda de imágenes concretas. Las representaciones le llegaban a modo de sacudidas y sus almas inestables experimentaban bruscos cambios.
Lo que finalmente se pregunta Bloch  es lo siguiente ¿Cómo no reconocer, en el miedo al infierno, uno de los grandes hecho sociales de la época? Lo que demuestra el grado por buscar hechos de propios del imaginario colectivo y más precisamente lo subjetivo.
   
A modo de conclusión

La famosa obra de Marc Bloch nos introduce en la intimidad del pasado haciéndonos reflexionar sobre la actitud del hombre de esa época de una manera sutil y amena ante la naturaleza y de una manera general sobre esos datos psicológicos que son la esencia de la historia.
Marca el rumbo para una historia interdisciplinaria y nos muestra el feudalismo como una complejidad intentando descifrar las relaciones entre la estructura de la sociedad y las  instancias más profundas del ser humano como lo son sus pensamientos que llevan delante las actitudes hacia determinados acontecimientos. Las concepciones que tenían del mundo los hace extraños a la realidad terrestre, y desinteresados de las cosas. De alguna manera podemos precisar y hacer paralelismo acerca de si estos hombres no se podrían comparar a la etapa anteriores como lo son el cromagnon teniendo en cuenta la forma de pensar, por ejemplo si tenemos en cuenta el tabú y los diferentes dioses que causaban una especie de control social y a la ves pánico o terror, inclusive el clima semejante que los obligaba a la caza de animales quizás no lo sea tanto lo del miedo al infierno. Por esa razón da la impresión de que hubiese habido un retroceso en las formas de concebirse a si mismo y al mundo con respecto a lo griegos y romanos tan adelantados. Es posible que al estar más en contacto con la naturaleza nos vuelva de alguna manera a no encontrar hábitos de aprender a leer y darle una explicación al mundo de acuerdo a lo que otros quieren decirnos o ¿Por qué en esta época, que hemos visto muy pocos eran los que sabían leer y escribir? O será que se manejaban de acuerdo al costo de oportunidad, es decir, un tipo puede decir que la lectura no me conviene aprenderla, por que me quita trabajo en el campo. O sencillamente será porqué no se les daba oportunidad. Tantas cosas debemos aprender sobre tantos tópicos que implicaran de nosotros un discernimiento acerca de lo que en realidad fue el feudalismo, y lo que anteriormente esbozamos sea simplemente una serie de inquietudes ingenuas buscando una claridad que nos de seguridad al igual que lo que buscaban en ese complejo mundo feudal.
Hoy la expansión del neo-liberalismo y la multipolarización de la economía de mercado, vienen generando enclaves de conflicto y disolución sociales. Su estudio histórico-político requerirá haber transitado el debate público y la elaboración de proyectos historiográficos a nivel de bloques de países, con el propósito de alcanzar la comparatividad, tan clara a Bloch, «legado no suficientemente explotado». La crisis mundial está en la cresta de la ola, efervescencia que dificulta interpelar globalmente una explicación del pasado.
En tiempos tan desconcertantes, leer a Marc Bloch atrae temporalmente los dos extremos del siglo, remitiéndonos -incluyendo Annales- al valor ideológico del fluir de las memorias colectivas -aun las más dolorosas- y no divorciar este compromiso del trabajo en el gabinete, ni de la vida cotidiana.


 Oldemar Chacón

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